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jueves, 23 de septiembre de 2010

σтσñσ


  Gracias, por este otoño


que, apenas ha comenzado, trae el agua


a la tierra que, árida y reseca,


la recibe y amorosa se empapa.


Tras el largo verano bochornoso


los campos y montes anhelaban


la lluvia que los refresca


y llena de vida sus entrañas.


Pronto cambiará el color


de los bosques en ocres y granas;


pronto las hojas caerán
  
quedando desnudas las ramas.


En el suelo del pinar empiezan


a moverse las fuerzas arcanas


que reviven las setas y hongos


cada año al llegar la otoñada.


José García Velásquez




Vuelve ya el otoño...

vuelven a mi recuerdo

los árboles plateados y dorados

de los montes de mi pueblo.

En las colinas con el viento

miles de colores se dibujan en el cielo.

Un viento fuerte

las nubes lleva de un cielo

a otro cielo, y juntas,

muy juntas todo lo dejan cubierto.

Cae la lluvia, muy fuerte,

muy fuerte sopla el viento.

Mas luego el sol, sol de otoño,

llena de color el firmamento.

En el campo es la recolección,

vendimia de uvas y frutos secos.

Nueces, castañas, avellanas,

mandarinas y almendros.

Y en un rincón del colegio,

al calor del fuego,

los niños aprenden y juegan

con todos estos elementos:

con las hojas de los árboles

que han cubierto el suelo,

con los frutos que han traído,

con todo su esfuerzo

viven la alegría del otoño.

Y así con mi recuerdo

vivo este otoño

caminando por el dorado sendero.

Autor: Desconocido

 
El otoño empieza

lo siento en el aire.

Es que las hojitas

comienzan el baile.

Ellas se sueltan,

giran hacia abajo,

y a los barrenderos

les dan mucho trabajo.

El otoño es bonito

con días de sol

y todo el paisaje

se pone marrón.

Marrón y amarillo,

como los membrillos;

marrón y dorado,

todo empapelado.

El paisaje cambia,

el otoño empieza,

disfrutemos juntos

toda su belleza.

María Rosa Negrín

Te recuerdo como eras...
 

Te recuerdo como eras en el último otoño.
Eras la boina gris y el corazón en calma.
En tus ojos peleaban las llamas del crepúsculo
Y las hojas caían en el agua de tu alma.

Apegada a mis brazos como una enredadera,
las hojas recogían tu voz lenta y en calma.
Hoguera de estupor en que mi sed ardía.
Dulce Jacinto azul torcido sobre mi alma.

Siento viajar tus ojos y es distante el otoño:
boina gris, voz de pájaro y corazón de casa
hacia donde emigraban mis profundos anhelos
y caían mis besos alegres como brasas.

Cielo desde un navío, campo desde los cerros.
Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma!
Más allá de tus ojos ardían los crepúsculos.
Hojas secas de otoño giraban en tu alma.